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BARRENADORES



Se trata de un deporte popular creado por los barrenadores hace más de un siglo, práctica que hasta hace bien poco permanecía sumida en el olvido, pero que, en los últimos años, gracias al tesón de varias personas, afortunadamente se ha visto 
recuperada.

Historia del deporte


En Euskal Herria halla su origen en el trabajo, como sucede con prácticamente todos los deportes rurales. Los retos y apuestas que se realizaban a su alrededor lo fueron trasladando a las plazas, y poco tardó en convertirse en un deporte. Hacía finales del siglo XIX y principios del XX, el oficio de los barrenadores era bastante corriente en las explotaciones de canteras y minas donde, para realizar agujeros de gran profundidad, se introducían cartuchos de pólvora o dinamita en la roca para hacerla estallar, y de tal forma obtener la piedra o mineral que interesaba. En la zona minera de Bizkaia (Urtuella, Gallarta, Galdames, Trapagaran, Muskiz,...), extraían mineral de hierro, mientras que en otras zonas de Euskal Herria, y sobre todo entre Gipuzkoa y Bizkaia (Markina, Deba, Itziar, Eibar, Mendaro, Elgoibar,...), se obtenía piedra caliza para el sector de la construcción.





Los barrenadores empleaban en su trabajo largas barrenas de acero, con las que realizaban agujeros que muchas veces superaban los dos metros de profundidad. Era un oficio de especial dureza, en el que los trabajadores tenían que pasar el día cargando con una barrena de más de diez kilos. Quizás por este motivo, y porque realizaban una labor imprescindible, estos hombres eran muy apreciados. Su labor en las minas se consideraba de especialistas y ostentaban la categoría de trabajadores de primera, recibiendo por ello un salario mayor que cualquier otro obrero.





Era frecuente ver pruebas deportivas de barrenadores en las plazas de los pueblos. En las regiones antes mencionadas (las zonas mineras por una parte, y el límite entre Bizkaia y Gipuzkoa por otra), estas espectaculares actividades solían ser una de las principales bazas de las fiestas populares. Los municipios organizaban campeonatos de deporte rural de gran fama y entre ellos estaban las pruebas de barrenadores, como por ejemplo los que tenían lugar en Tolosa y Azpeitia. Por aquel entonces, las pugnas se realizaban individualmente. Los barrenadores competían ayudados por unos asistentes, al grito de “¡A que hago un agujero más profundo!” o “¡A que realizo más barrenos en dos minutos!”. En las diferentes pruebas variaba la profundidad de los agujeros y la duración de la misma.

Hay registradas muchas referencias bibliográficas en torno a estas pruebas. Un ejemplar del diario “El Pueblo Vasco” de 1910, por ejemplo, ensalza en un artículo la figura del barrenador Moncalvillo. Existe una fotografía realizada en un campeonato de Urtuella en 1917. El autor Vicente Blasco Ibáñez, por su parte, describe en su obra “El intruso”, de 1904, una prueba de barrenadores que bien merece ser destacada. El certamen se desarrolla en el municipio de Azpeitia, y narra la pugna entre un barrenador local y otro natural de Gallarta.



No obstante, en torno al año 1930, antes de la Guerra Civil, los campeonatos de barrenadores desaparecieron. Con la llegada de los martillos hidráulicos y otra serie de máquinas, la perforación manual dejó de ser necesaria en las canteras y minas. Se diría que, al desaparecer el oficio de los barrenadores, también lo hizo el deporte.
Tuvieron que pasar muchos años hasta poder ver recuperado este patrimonio histórico-cultural. Nosotros hemos recogido el testimonio de varios intentos; por ejemplo, el realizado en mayo de 1978 en la romería de la Trinidad en Mendaro, o el del barrio Arretxinaga de Markina-Xemein, en septiembre de aquel mismo año. En ambos casos, varios ancianos que en su juventud trabajaron como barrenadores se pusieron a explicar los pormenores de esta actividad que combinaba trabajo y deporte.



Veinte años más tarde, el 3 de octubre de 1998, con motivo de las Euskal Jaiak de Urtuella, la asociación Autrigoiak Euskara Elkartea de la citada localidad organizó un campeonato de barrenadores, con el fin de recuperar este patrimonio histórico y fomentar el uso del euskara; es decir, de avanzar en la recuperación y normalización de estos dos bienes como son el euskara y las pruebas de barrenadores. El euskara había empezado hace varios años ya a dar sus primeros pasos en este sentido, e iba siendo hora de que también los barrenadores, de la mano del euskara, recuperaran el protagonismo que se merecían en la vida popular del pueblo.



En aquella memorable jornada compitieron tres grupos. La mayoría de los barrenadores procedían de Urtuella, pero había también deportistas de Trapagaran y Abanto. Resultaría vencedor el grupo que en 30 minutos más agujeros de 10 centímetros de profundidad realizara. Los ganadores de esta primera prueba en la nueva etapa fueron Iñaki Arana, Jorge Mateo y Jabier Santamaria, con una marca de 4 agujeros, o, dicho de otro modo, 40 centímetros.

Al igual que sucediera en Markina-Xemein y en Mendaro, también en la localidad de Urtuella se vivieron momentos de gran alegría al poder volver a presenciar una prueba de barrenadores. Para Urtuella, municipio creado oficialmente en el año 1901, la recuperación de este deporte fue un hecho especialmente importante, ya que además de rescatar patrimonio histórico-cultural suyo, recuperaba una costumbre más antigua que la propia villa. Pese a que las minas han dejado de explotarse, el hierro y los barrenadores son en la actualidad los símbolos que mejor identifican el pueblo, y es que los barrenadores cumplieron un destacado papel en la fundación del municipio, y hoy, en el siglo XXI, siguen siendo también protagonistas.

¿Como se juega?

Reconociendo al deporte de los barrenadores el lugar que le correspondía, y a raíz de la primera prueba organizada en Urtuella, en el año 1999 se empezaron a celebrar pruebas oficiales y campeonatos.

Los campeonatos actuales tienen una duración de 30 minutos, y los agujeros deben tener 10 cm de profundidad. La victoria se adjudica al equipo que más agujeros perfore en dicho tiempo. Si el último de los agujeros queda sin perforar, se miden también sus centímetros.

Los barrenadores compiten de tres en tres, de dos en dos o individualmente, teniendo en estos últimos casos las pruebas 20 minutos de duración. Cada grupo suele estar asistido por un botellero que desempeña una doble función: por una parte, introduce agua en los agujeros, tanto para extraer las pequeñas piedras que quedan dentro como para, en la medida de lo posible, evitar que la barrena se caliente en exceso; y, por otra parte, se hace cargo de organizar los turnos entre los barrenadores. Cuando el botellero considera que el agujero está ya completado, llama al juez para que proceda a su medición, y si comprueba que tiene una profundidad de 10 centímetros, da su visto bueno y anota un tanto para el grupo.

Materiales

Como viene siendo habitual en los deportes tradicionales el material no suele ser para nada sofisticado ni inaccesible.

-       Barrena (Liston)
-       Piedra Caliza
-       Agua
-       Medidor 10 cm

Atractivo

Lo primero que llama la atención al presenciar una prueba de barrenadores es su espectacularidad, que aumenta cuantos más sean los grupos participantes. Ver a los barrenadores golpear una y otra vez el barreno contra la piedra, escucharlos jadear y emitir pequeños gritos que a veces se les escapan, chorros de agua que brotan al golpear la roca, pequeñas piedras sueltas que saltan de un lado para otro... son factores que lo hacen sumamente atractivo.

Los barrenadores tienen que hacer un gran esfuerzo, por lo que los ánimos del público resultan muy alentadores para poder mantener la intensidad a lo largo de la prueba. Para asegurar este aspecto y darle un poco más de emoción, normalmente se realizan algunas pequeñas apuestas que consisten en responder a tres preguntas: quién ganará la prueba, cuántos agujeros perforará el grupo vencedor, y de cuántos centímetros tendrá el último agujero que quede incompleto. La persona que acierte todas las respuestas, o la que más se aproxime sin pasarse, se llevará como premio todo el dinero recaudado. En los deportes populares siempre ha habido apuestas de por medio, y el caso de los barrenadores no es, ni ha sido, una excepción. De todos modos, no se juegan sumas muy elevadas: teniendo en cuenta que cada apuesta cuesta un euro, el premio en metálico suele ser más bien testimonial.


No es fácil perforar la piedra, y mucho menos hacerlo durante treinta minutos. En un principio, se diría que, con tener fuerza basta, pero no es así. Tanto la resistencia física como la técnica son aspectos fundamentales.

La técnica perforadora se adquiere en los entrenamientos previos a la celebración de la prueba. En cada golpe hay que girar levemente la barrena con el fin de realizar un agujero redondo; de lo contrario, no se podría profundizar, ya que la barrena quedaría atascada en el agujero, sin poder moverse.

La barrena hay que alzarla todo lo posible, ya que, cuanta más distancia haya entre ésta y la roca, con más rapidez se asestará el golpe. El tener brazos largos permite coger más altura. Algunos incluso se ponen de puntillas, o dan un pequeño salto. Se debe mantener la espalda erguida, bajar la barrena rectamente y golpear. El momento más importante es precisamente éste. La barrena debe estar bien sujeta en el momento en el que golpea la roca. De controlar bien este último momento, de gran violencia, se sacará más provecho al esfuerzo realizado, pudiendo así realizar el agujero en menos tiempo y asestando menos golpes. Sin olvidar que el ritmo y la fuerza deben mantenerse durante todos los minutos que dure la prueba.

Los barrenadores deben dosificar su esfuerzo para conservar el ritmo y no bajar de intensidad. De eso se hace cargo el botellero. Es él quien organiza el grupo. Al comienzo de la prueba, exige a uno de los barrenadores más que a los demás, alargando su turno y obligándole a asestar más golpes. A medida que la prueba avanza, concede el turno a otro deportista. Pero siempre reserva a un barrenador, para que al final de la competición pueda actuar con frescura. Con frecuencia, el grupo suele concretar estos turnos antes de dar comienzo a la prueba.

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